2.El Japón está preparando ideológica e intelectualmente a las generaciones jóvenes para repetir los crímenes del pasado, embelleciendo su guerra de agresión como una guerra de liberación de los países de Asia.
3.Para mi país, y para todos los países, espero, cualquier intento por venerar a los cómplices del nazismo es algo absolutamente escandaloso, bien sean ex legionarios de la Waffen-SS o demás colaboradores que aniquilaron a cientos de civiles inocentes, prisioneros de guerra y prisioneros en campos de concentración.
4.Estos programas se centran en la educación de la población y la forestación, la agrosilvicultura, los recursos hídricos, la estabilización de las costas, el remozamiento de las comunidades, las especies sustitutivas recientes de bosques pluviales, los productos de la madera, la fauna y flora silvestres y las prácticas de conservación.
5.En particular, hay que atender de manera urgente y concertada las cuestiones de la radicalización, la glorificación de los mártires y la incitación, sobre todo en vista del fenómeno cada vez más común del terrorismo suicida y de los terroristas que han nacido y crecido en las mismas sociedades en las que perpetran sus atrocidades.
6.Hoy, el Japón ha llevado su tergiversación del pasado hasta tal punto que abiertamente justifica, alaba y falsifica su historia, embelleciendo su guerra contra los países asiáticos como una “guerra de liberación”, llamando patriotas a los criminales de guerra y describiendo su dominación colonial como una “contribución al desarrollo y la civilización”, y alegando en forma desvergonzada que no tiene responsabilidad jurídica en la cuestión de las “mujeres de solaz”.