Con trece años huyó de Guatemala, su familia era tan pobre que no podía alimentarlo, cruzó solo la frontera, vino a vivir a Dreamland, la tierra de los sueños.
Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señora, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propria voluntad.