Estas condiciones se extenderán lentamente a los arroyos, con graves consecuencias para las especies que viven en el fondo marino y la fauna bentónica.
Una lluvia torrencial caía sesgada formando arroyos que producían espuma y se iban arrastrando a través del negro cieno hasta las vías del ferrocarril.
Al pie de la montaña se dilataba sin rumor un arroyo impuro, entorpecido por escombros y arena; en la opuesta margen resplandecía (bajo el último sol o bajo el primero) la evidente Ciudad de los Inmortales.
Si estuvierais en los grandes bosques con otros árboles en derredor, con alces y ardillas y el arroyo no muy lejos, con pájaros cantando en vuestras ramas, podríais crecer, ¿no es cierto?