Esta vez me fue muy bien porque en la tienda de zapatos pude usar los zapatos y ver si la talla era demasiado grande o pequeña y así tuve una excelente idea de qué número comprar.
Cuando iban a comprar ropa, la única que le quedaba a Valentina era varias tallas más grandes que la que correspondía a su edad. A veces eran prendas para adolescentes, nada que ver para una niña tan pequeña.