Me levanté al día siguiente temprano; esperaba a mi clienta a las once para las primeras pruebas, pero quería ultimar todo al detalle antes de su llegada.
Terminamos el té hablando sobre cosas intrascendentes: los pequeños retoques que habría que hacer en las mangas del vestido de dupion de seda estampado, la fecha de la siguiente prueba.
Y al menos tendré que disponer de otra hora y media para la confección: es muy simple, tan sólo unas costuras lineales y además, ya tengo todas sus medidas, no precisará probarse.
Esta vez me fue muy bien porque en la tienda de zapatos pude usar los zapatos y ver si la talla era demasiado grande o pequeña y así tuve una excelente idea de qué número comprar.