A través de sus intérpretes, Cortés podía aprovechar la situación política de mesoamérica para aliarse con los pueblos que no querían el dominio azteca.
Guerrero se negó una y otra vez hasta que finalmente Iturbide sugirió aliarse por la misma justa causa y a fines de febrero de 1821, el coronel Iturbide le demostró a Guerrero que lucharía por la independencia.