La delincuencia informática puede atentar contra los datos procesados por sistemas, o contra la integridad, confidencialidad y disponibilidad de los propios sistemas.
Durante este período se ha reanudado la práctica israelí de atentar desde el aire contra militantes palestinos que participen en actividades sospechosas.
La Conferencia de Desarme podría haber adoptado el enfoque fácil pero contraproducente, negándose a reflexionar atenta y seriamente sobre el punto de partida de este trabajo.
En ocasiones ha sido necesario imponer limitaciones a la circulación de mercancías y personas a fin de impedir infiltraciones e infracciones que atenten contra la seguridad.
Como hemos observado una y otra vez, el terrorismo es una amenaza que atenta contra la existencia misma de personas, naciones y toda la civilización humana.
Empeora las divisiones entre las civilizaciones y religiones y, con ello, atenta gravemente contra los valores fundamentales del mundo contemporáneo, en particular contra la dignidad del ser humano.
Esas cuestiones deberían formar parte del programa de acción a corto plazo en la misma medida que una acción palestina enérgica contra los militantes que atentan contra los israelíes.
Como país cuya identidad no puede disociarse de los conceptos de tolerancia y diversidad, el Brasil rechaza frontalmente esos actos abominables, que atentan contra la propia noción de humanidad.
Suecia es partidaria de la prohibición total de la clonación con fines de reproducción, pues atenta contra la dignidad humana, y tiene previsto adoptar medidas legislativas a tal efecto.
Mi país sigue convencido de que, frente a la amenaza de experimentos peligrosos que atentan contra la dignidad humana, es indispensable que se prohíba urgentemente la clonación con fines de reproducción.
La Unión Europea está convencida de que ninguna causa ni agravio pueden justificar ni legitimar que se atenté contra civiles ni personas que no son combatientes ni que se las mate deliberadamente.
Cuando llegaron al puerto serían las ocho de la mañana, que tan serena y clara se mostraba, que parecía que estaba atenta mirando aquella alegre entrada.
Maritornes estaba congojadísima y trasudando, de verse tan asida de don Quijote, y, sin entender ni estar atenta a las razones que le decía, procuraba, sin hablar palabra, desasirse.
Por la ciudad, yo recuerdo siempre su mirada atenta y, cuando veía una alcantarilla, siempre se acercaba a comprobar que la tapa estaba bien encajada para que nadie fuera a tropezar.