Y cuando el camarero se acerque y diga: ¿Ha elegido ya el menú, señor? el hombre le responde: Sí, tráiganos sopa de tomate y pavo asado para la señora, y un bistec para mí.
¡Quién hubiera dicho que detrás del señor gordo y santurrón, que nunca me cobra, que todos los días me prepara un bistec y que se distrae hablando conmigo hasta cuando encuentro un hombre, hay un asesino!