Además, el cadí impondrá el deber legal de hacerse cargo de los correspondientes gastos de mantenimiento a quien considere que incumbe esa responsabilidad.
Además, los legisladores otorgan al cadí autoridad absoluta para aceptar o rechazar la decisión y también para designar a otros dos árbitros como último recurso.
Si el cadí comprobare que ha habido daño y no pudiere saldar las diferencias entre los cónyuges, dispondrá su separación y su decisión será irrevocable.
Si los dos árbitros no se pusieren de acuerdo, el cadí, bajo juramento, adoptará una tercera decisión por separado o elegirá la decisión que prevalecerá.
No es imprescindible que la decisión de los árbitros esté fundamentada; el cadí puede aceptarla o rechazarla y también, como último recurso, designar a otros dos árbitros.
Él se fue luego, dejando muy encargado al cadí que con brevedad enviase la cautiva, escribiendo al Gran Señor de modo que le aprovechase para sus pretensiones.
Hizo Leonisa lo que le rogaron, y el cadí le pidió le pusiese las manos sobre la cabeza, porque él llevase esperanzas de sanar de su herida; en todo le contentó Leonisa.
El cadí volvió en su acuerdo, y le curaron como la ocasión les dio lugar, a quien también dijeron que escogiese una de dos: o que se dejase llevar a tierra de cristianos, o volverse en su mismo bajel a Nicosia.