El trabajo urgía —los sueldos habían subido valientemente—, y mientras el temporal siguió, los peones continuaron gritando, cayéndose y tumbando bajo el agua fría.
Va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae, está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve, que se agarra con los dientes mientras le crece la barriga.