La extensa plantación era callada y oculta, y la casa de madera con techo de latón tenía mallas de cobre en las ventanas y una terraza grande montada sobre pilotes, con plantas primitivas de flores intensas.
Hizo café de puchero y mientras lo bebíamos con la presencia ciega y callada de mi abuelo al lado, la hice partícipe de nuestro proyecto y le sugerí que, una vez instalados en África, quizá pudiera unirse a nosotros.