Los humanos antiguos hasta hicieron taladros rudimentarios para suavizar los agujeros que quedaban y usaban cera de abejas para taparlos, como los empastes actuales.
De hecho, la roca más cercana a las regiones exteriores del núcleo fundido se calienta tanto que se vuelve algo más maleable, como cera caliente para velas.
En un instante el contador desprendió las bolsitas de cera, y alejándose un buen trecho para escapar al pegajoso contacto de las abejas, se sentó en un raigón.
El aire de la amplia mansión estaba cargado con la fragancia de sus tintes para la piel y el humo de las velas de cera de abeja que utilizaba para esterilizar las agujas.
Al igual que suele ocurrir con los muertos, abultaba su frente, amarilla como la cera y con rodales calvos en las sienes hundidas, y sobresalía su nariz como si hiciera presión sobre el labio superior.
Luego me ponía entre sus piernas para calentarme con el poco fuego que teníamos, y con el calor se derretía la cera y el vino me bajaba a la boca sin perder ni una sola gota.