Pero cuando esa actitud se vuelve rutina y afecta en el desempeño laboral y el desarrollo personal se trata de un hábito: se le conoce como procrastinar.
En un estudio con expertos lanzadores de dardos, se descubrió que quienes no habían practicado en situación de estrés tenían peor desempeño cuando se ponían nerviosos.