Si bien la participación general de los electores registrados fue buena, en particular en el norte y el sur, hubo considerables variaciones regionales.
En la segunda votación y en las sucesivas, cada elector podrá votar por 27 candidatos como máximo, descontados los que ya hayan obtenido mayoría absoluta.
No obstante, los observadores señalaron que uno de los principales problemas consistió en que los electores tuvieron dificultades para entender algunas de las instrucciones de votación.
Al ser informados de la posible posición de los candidatos en una elección, los electores pueden libremente formarse su propia opinión acerca de los candidatos o modificarla.
A los efectos que nos interesan, en la Asamblea General son electores los 191 Estados Miembros, más el Estado no miembro mencionado en el párrafo 10 supra.
En este contexto, seguimos muy de cerca las operaciones de empadronamiento de los electores, que están desarrollándose bajo la supervisión de la Organización de los Estados Americanos.
El Consejo Electoral ha decidido no repetir la votación a presidente, ya que el número de electores que se quedaron sin votar no afectaría al resultado final.
Tan sólo una electora que creía que no podía votar, ha podido presentar la denuncia del robo del DNI, y se ha certificado que no había ninguna irregularidad.
Por ejemplo, en las elecciones de 2016 Trump obtuvo en Michigan unos diez mil votos más que Hillary Clinton, por eso le permitió llevarse todos los 16 electores de ese estado.
Ahora, ¿qué pasa si ninguno de los candidatos logra la mitad más uno de electores, o sea, la cifra mágica de 270? Es una opción remota pero no imposible.
El Consejo Electoral ecuatoriano ha anulado los votos del exterior para el Parlamento después de que muchos electores, entre ellos residentes en España, se quejaron por no haber podido inscribirse, ni votar ecuatoriano en España.
Ahora, el número de electores de cada estado es proporcional al tamaño de su población y cada estado tiene tantos electores como miembros del Congreso, o sea senadores y miembros de la Cámara de Representantes.
Técnicamente estos electores no están obligados a votar por el candidato ganador en su estado, pero en los más de 230 años de historia de EE.UU., hubo muy pocos casos de delegados disidentes y nunca fueron decisivos.