Sabían bordar con bastidor, coser a máquina, tejer encaje de bolillo, lavar y planchar, hacer flores artificiales y dulces de fantasía, y redactar esquelas de compromiso.
Amaranta sintió un temblor misterioso en los encajes de sus pollerinas y trató de agarrarse de la sábana para no caer, en el instante en que Remedios, la bella, empezaba a elevarse.
Cuando la adenosina encaja en un receptor emparejado, puede dificultar que la dopamina encaje en su propio lugar, lo que interrumpe su función de elevar el ánimo.