Cuando lo recibió en el locutorio a las seis de la mañana le impresionaron sus aires de juventud, su palidez de mártir, el metal de su voz, el enigma de su mechón blanco.
Un célebre personaje de esa época, Edipo, tuvo que enfrentar el siguiente enigma de la Esfinge: ¿Cuál es el animal que camina en cuatro patas por la mañana, en dos al mediodía y en tres por la tarde?