Una de las consecuencias de la guerra son las altas tasas registradas de amputaciones, lesiones de la médula espinal y la médula ósea, lesiones traumáticas del cerebro, lesiones de los nervios periféricos y traumas múltiples.
Esta zona normalmente está inhibida, pero cuando tenemos frío, unos receptores en nuestra piel se encargan de enviar una señal a través de nuestra médula espinal para activarla.
Estos nervios producen una molécula llamada polipéptido natriurético B, que desencadena una señal que va por la médula espinal al cerebro donde crea la sensación de picor.