Todos hemos comprometido nuestros corazones y nuestras mentes para aliviar el desastre y, al mirar al futuro, esperamos que lo peor haya quedado atrás.
Se comenzaba con historias del Antiguo Testamento; la enseñanza principal que de ellas se deducía era que lo peor que se puede hacer es desobedecer a Dios.