Pues aun cuando tiene la tez lisa y el rostro martirizado con mil suertes de menjurges y mudas apenas halla quien bien la quiera, ¿qué hará cuando descubra hecho un bosque su rostro?
Mientras la revisaba, Delaura le explicó que no la habían llevado allí para martirizarla, sino por la sospecha de que un demonio se le hubiera metido en el cuerpo para robarle el alma.
En la dalmática que es la vestidura que cubre a San Esteban aparece el propio San Esteban siendo martirizado va vestido con otra dalmática dentro de la cuál se puede intuir otra representación.