Además, en varias ocasiones había sido secuestrado y golpeado con palos y puños por partidarios del BNP, palizas que le ocasionaron graves lesiones en el codo.
En la batalla que libraba por sí solo contra ese grupo, el Gobierno de Uganda pidió en vano un diálogo y se vio obligado a “recurrir al método de la zanahoria y el palo”, utilizando tanto la fuerza como la diplomacia.