Este proceso entre pliegue y pliegue, si en casa veis que la masa está demasiado caliente o demasiado plástica, podéis reservarla media horita en nevera.
Su aliento brotaba en breves y resollantes espasmos; un pliegue de tejido adiposo digno de un senador le restaba un corte elegante al cuello levantado de su abrigo.