El uranio agotado deja un polvo radiactivo venenoso que se inhala e ingiere con facilidad y que provoca numerosas enfermedades y deformaciones genéticas.
Los efectos ambientales pueden incluir: ciclos de temperatura diurna, vibración, impacto, humedad, radiación solar, precipitación, arena y polvo, niebla salina y radiación electromagnética.
Algunas de las principales posibilidades de almacenamiento incluyen: UF6 enriquecido en estado sólido o gaseoso, UO2 en polvo, pastillas de UO2 o conjuntos combustibles acabados.