La mayor parte de los actos de destrucción eran cometidos por los Janjaweed, quienes prendían fuego a aldeas enteras y destruían todos los bienes privados que no saqueaban.
Los habitantes de esas aldeas eran civiles y, si en algunas de las casas residían o habían encontrado refugio algunos rebeldes, ello no justificaba la destrucción de toda la aldea prendiéndole fuego.