Se recurría a esta práctica como último intento por curar la enfermedad de uno de los progenitores sin poner en riesgo a los hijos, pues solían ofrecer parte de la pierna o un dedo.
26 Las bendiciones de tu padre Fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores: Hasta el término de los collados eternos Serán sobre la cabeza de José, Y sobre la mollera del Nazareo de sus hermanos.