El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las burras sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga...
El pequeño se despertó cuando ya se encontraba dentro de la boca de una enorme vaca, y esquivó los dientes mientras masticaba, pero terminó resbalándose hacia el estómago.
2 Aquel domingo, las nubes habían resbalado del cielo y las calles yacían sumergidas bajo una laguna de neblina ardiente que hacía sudar los termómetros en las paredes.