Mientras que estos sitios sagrados aguardan su reconstrucción, calladamente van siendo destruidos, ladrillo por ladrillo, y se destruye cualquier vestigio de su existencia.
La participación en la defensa de la independencia, la soberanía y la integridad territorial es un honor sagrado para todos los ciudadanos de Mozambique.
Dada esa situación, la oradora pregunta qué credibilidad puede tener un Estado que pretende defender principios sagrados, cuando sus manos están manchadas con tanta sangre.
Frecuentemente contemplaban ideas contrarias, pero estaban de acuerdo en la cuestión principal: la empresa sagrada, a cualquier precio, de preservar la vida en la Tierra.
El no reconocimiento de los lugares sagrados y de culto musulmanes constituía, entre otras cosas, una infracción de la Ley y una violación del principio de igualdad.