Entonces, plantaron estas papayas resistentes a modo de valla viviente alrededor de las papayas no transgénicas, manteniendo las frutas libres de virus y de controversia.
Esto supone que, además de los beneficios que obtengan con las patentes de los nuevos cultivos transgénicos, se aseguran de que se sigan vendiendo sus propios pesticidas.
Bruselas propone aplicar la tecnología CRISPR en la agricultura europea, ya que, a diferencia de la transgénica -que seguirá prohibida- sólo incorpora genes de la misma especie vegetal.
A pesar de las excelentes cualidades de los productos transgénicos, mucha gente ve con cierta preocupación su comercialización y consumo, ya que se desconocen todavía sus efectos en la salud humana.
Se estima que no hay garantías suficientes para la comercialización, y no existe ni un solo científico que pueda asegurar el impacto sobre el medio ambiente de estos productos transgénicos a largo plazo.