Sin embargo, se puede permitir que un Estado restrinja las formas de vestirse que interfieran directamente con una pedagogía eficaz, y el hecho de que una estudiante se cubra el rostro plantearía una serie de cuestiones diferentes.
Por eso, cuando se está deprimido, el cuerpo puede sentirse pesado y lento, lo que dificulta incluso las tareas más sencillas, como ducharse o vestirse.