Cuando llegó el fin de la guerra, tan esperado, se desencadenaron múltiples sentimientos: la alegría se mezcló con el luto; el festejo dio paso a la reflexión.
¿En aquel tiempo fuera del tiempo, en aquel desorden perplejo de sensaciones inconexas y atroces, pensó Emma Zunz una sola vezen el muerto que motivaba el sacrificio?