Atendiendo al indicador clave de la tasa de mortalidad en niños menores de 5 años, existía entre los siete países una notable disparidad que oscilaba entre 35 por cada 1.000 nacidos vivos en Cabo Verde y 275 en el Afganistán.
Los prematuros que sobreviven pueden enfrentarse a secuelas en su salud de por vida, con una mayor probabilidad de discapacidad y retrasos en su desarrollo.
Solo uno de cada diez prematuros extremos (nacidos antes de las 28 semanas de gestación) sobrevive en los países de ingresos bajos, frente a los nueve de cada diez en los países de altos ingresos.