Lantín discutía ya los precios, enfadándose, y exigía que le mostraran los comprobantes de las facturas, hablando cada vez más recio, a medida que la suma aumentaba.
10 años después, el fin de semana después de la fiesta americana, la gente se echaba a las calles para intentar conseguir sus regalos de Navidad a un buen precio.