Por ejemplo, podemos ir adelantando la hora de acostarnos y levantarnos, comer a las horas habituales o hacer ejercicio por la mañana para ir sincronizando nuestro ritmo circadiano con el del trabajo.
Esta propuesta tiene como ventaja que favorece la regularidad de las horas de trabajo y las rutinas de los empleados que teletrabajan, lo que puede mejorar su productividad y su rendimiento.
Ejemplo típico del jet lag social: los y las adolescentes que están literalmente dormidos por la mañana porque, por su reloj biológico, tienen la hora retrasada, apunta un horario más tardío.