Debido a la relación entre la colonización y las culturas nativas y combinado con el poder de la publicidad, el chocolate mantiene un aura de algo sensual, tentador, y prohibido.
Rosa y perla era su gran abanico de gasa, y en el cabello, que formaba una aureola de oro viejo en torno a su carita pálida, llevaba una linda rosa blanca.
A la altura de las andas tenía un nimbo mágico de Sumo Pontífice, y quienes lo conocían de cerca lo sentían también en el brillo de su sabiduría y su conciencia del poder.
Sentada en la cabecera de la mesa, tomando un caldo de pollo que le caía en el estómago como un elixir de resurrección, Meme vio entonces a Fernanda y Amaranta envueltas en el halo acusador de la realidad.