En la historia china, también hubo un emperador que cada vez que el ejército regresaba triunfalmente, dejaba que los soldados bailaran para celebrar la victoria en la guerra.
Un gran arco triunfal fue levantado al inicio de la calle de San Francisco, donde las autoridades del ayuntamiento le entregaron las llaves de la ciudad a Iturbide.
Pero después de pronunciar su discurso en Arco del Triunfo, Puigdemont cambia de planes: no irá a pie con la comitiva de Junts al Parlament, sino que intentará acceder en coche.
Se presenta a la Iglesia como una matrona que sostiene en sus manos el ostensorio con la sagrada forma y que aparece en lo alto de un carro triunfal a la manera de los emperadores romanos que volvían victoriosos de la batalla.