Y por la noche también es cuando crecemos, cuando se regeneran los tejidos, porque es el momento en el que segregamos mayor cantidad de hormona de crecimiento.
Nuestra saliva, sudor y demás secreciones no solo representan una barrera física: la mayoría también contiene enzimas o un pH lo suficientemente ácido para matar a los patógenos.
Dos horas antes de acostarse es buena hora para dejar de trabajar y alejarse de la luz intensa y de la luz azul ya que estas retrasan la producción de melatonina, la hormona del sueño.