1.El actual método de proporcionar suplementos de hierro y ácido fólico ha influido poco en las tasas de anemia durante el embarazo, debido a los problemas de suministro.
2.Se evaluaron periódicamente los niveles de anemia de las embarazadas y los niños de 6 a 24 meses, como parte de una estrategia profiláctica con preparados de hierro y folatos.
3.El enfoque actual de proporcionar complementos de hierro y ácido fólico durante el embarazo no ha afectado demasiado las tasas de anemia que presentan las mujeres en ese estado, debido a problemas en la distribución del producto.
4.Puede suceder que los suplementos sean recetados en ocasiones inoportunas, como ocurre, por ejemplo, en el caso del ácido fólico, que a veces se prescribe después del primer trimestre de embarazo, cuando es preciso recetarlo en cuanto se planea el embarazo para conseguir el beneficio que esencialmente produce: la protección contra deformidades del feto.
5.El metil folato está presente en algunos alimentos y este sí es absorbido por nuestro cuerpo, pero si tomaste ácido fólico este estará ocupando los receptores y no podrás absorberlo.
6.Y hoy sabemos que la falta de algunos ingredientes durante el período del embarazo, por ejemplo de ácido fólico o de vitamina D, hace que se aumente el riesgo de algunos efectos nocivos durante el desarrollo neurológico.