Estamos convencidos de esa postura y trabajaremos incansablemente para lograr que se cumplan plenamente todas esas normas y disposiciones, también en nuestra región.
Esto garantizaría la ejecución consistente de varias iniciativas de capacitación para departamentos completos y una respuesta rápida a las necesidades de capacitación en las misiones.
Por su parte, Indonesia persistirá en su empeño por velar que esas contribuciones se gestionen de manera totalmente transparente y se rinda cuenta de ellas.
Pero años de esfuerzos incansables nos han permitido elaborar sistemas y reorganizar infraestructuras para poder predecir, soportar y reducir el impacto de las calamidades naturales.
Por último, desearía rendir homenaje a mi Representante Especial por su infatigable labor y perseverancia en aras de conseguir una solución al conflicto duradera y mutuamente aceptable.
Ello requerirá años de cuidadosos y persistentes esfuerzos de todos los interesados, incluidos los gobiernos, las organizaciones internacionales, la sociedad civil, los medios de difusión y las instituciones académicas.
Acogemos con satisfacción el diálogo que el Comité contra el Terrorismo, su Presidenta y la Dirección Ejecutiva han establecido con los Estados Miembros, y los alentamos a perseverar en ese camino.
Pero, después de mucha investigación científica, de avances tecnológicos y persistencia, aun no tenemos respuestas definitivas, pero sí algunas teorías interesantes.
Una sociedad que ha hecho frente –y ha superado– situaciones muy difíciles con una serenidad y entereza admirables, demostrando una gran resistencia y madurez.
Un año más para la entrega de estos premios que demuestran que el trabajo excelente, el esfuerzo constante y el sentido de la responsabilidad tienen grandes resultados.
En cuanto a nosotros en particular, escritores de la vasta extensión americana, escuchamos sin tregua el llamado para llenar ese espacio enorme con seres de carne y hueso.
Fogueado por la intrepidez de su preceptor, José Arcadio Segundo llegó en pocos meses a ser tan ducho en martingalas teológicas para confundir al demonio, como diestro en las trampas de la gallera.