Para cualquier país, el reto consiste en desarrollar un sistema que induzca en todo momento a las personas buenas y capaces a reconocer sus responsabilidades.
Para una buena gestión pública hace falta que en el timón haya personas buenas que posean dotes de mando y tengan presentes los principales intereses de los ciudadanos.
Los padres deben promover esas cualidades desde la infancia y dar el ejemplo, sin el cual no podrán transmitir a sus hijos valores como la honestidad y el cultivo de las buenas costumbres.