Mientras lo hacía estiró las piernas desnudas por debajo de la toalla con que se cubría la cintura y, con gran satisfacción, se puso a mover los dedos de los pies.
Tenía la ropa desgarrada y los miembros manchados de sangre, se había lastimado en muchos sitios, pero estaba tumbado y a sus anchas, y en su rostro había una sonrisa.
Solo porque caminar por las calles de Madrid, de día o de noche, sea delicioso, no significa que te debas descuidar, relajar por completo lo que se refiere a la seguridad personal.
Cuando las cosas van demasiado bien, uno se cansa pronto de ellas. Así, ocurrió que un día el pajarito se encontró con otro pájaro, a quien contó y encomió lo bien que vivía.
Desde el primer disgusto emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fricción, es, cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona.
Solo entonces me di cuenta de que había escampado y de que en torno a nosotros se extendía un silencio, una tranquilidad, una beatitud misteriosa y profunda, un estado perfecto que debía ser muy parecido a la muerte.