Bernat saltó hacia la mesa pero, antes de que la alcanzara, los dos secuaces, que parecían borrachos, se pusieron en pie y llevaron la mano a las espadas.
Y es posible que esta convención de conducir por la izquierda existiera para que soldados y caballeros diestros pudieran desenvainar más rápido sus armas en contra de los enemigos que pasaran.
Quisiéronle sacar el estoque; pero el cura, que estaba presente, fue de parecer que no se le sacasen antes de confesarle, porque el sacársele y el expirar sería todo a un tiempo.
De vuelta en la popa se volvió de modo que su mano izquierda aguantaba la tensión del sedal a través de sus hombros y sacó el cuchillo de la funda con la mano derecha.
En una reunión del Senado, celebrada poco antes de que César partiera hacia su próxima campaña militar, unos 60 conspiradores lo rodearon, desenvainaron puñales de sus togas y lo apuñalaron desde todos los lados.
Tan fuerte fue el golpe, que penetró el pie en la madera cerca de la mitad, y cuando el muñeco quiso sacarlo, fueron inútiles todos sus esfuerzos, porque se había introducido como si fuera un clavo.