El uso de terminología incorrecta o con intencionalidad política en documentos que no trataban realmente con procesos de resolución de conflictos era peligroso y podría tener un impacto negativo en el proceso de negociación.
La volvemos estéril en nombre de lo políticamente correcto y simplemente nos importa más el mayor retorno de inversión o agradar a una mayor audiencia.