Entre los elementos comunes a estos crímenes se encuentran la detención previa de las víctimas y signos visibles de ejecución, como manos atadas a la espalda, heridas de bala en la cabeza y gargantas cortadas.
Samantha atendía a los heridos de bala o intoxicados con gas que llegaban o salía a buscarlos en las calles cuando le tocaba su turno… y así pasaron días hasta que regresó a su casa.