El fenómeno se acentúa por la existencia de ciertos focos de activismo religioso animados especialmente por nigerinos y ciudadanos de determinados países.
Es necesario potenciar a los jóvenes para combatir su vulnerabilidad a la influencia del fundamentalismo, el radicalismo, la insurgencia y el terrorismo.
También deberá apuntar a mejorar la comprensión entre distintas religiones y civilizaciones y disuadir a los jóvenes de recurrir al radicalismo y al extremismo.
En Indonesia creemos que el diálogo y la cooperación entre las religiones para potenciar las voces moderadas pueden reducir el radicalismo violento en gran medida.
Se deben considerar seriamente otras amenazas a la paz y la estabilidad mundiales, como la injusticia y la arrogancia entre los Estados, el radicalismo y la falta de educación.