Unas fuentes cercanas le avisaron que los líderes de dos bandas criminales querían asesinarla por lo que había escrito sobre ellos en algunos reportajes.
Aunque aparentaron ignorar lo que ambos sabían, y lo que cada uno sabía que el otro sabía, desde aquella noche quedaron mancornados por una complicidad inviolable.
Con esto se acabaron las preguntas y las respuestas; pero no se acabó la admiración en que todos quedaron, excepto los dos amigos de don Antonio, que el caso sabían.