Hasta con la mujer con quien había llegado a adquirir un grado de casi intimidad, el gordo y rubicundo mesonero representaba su diaria comedia de hombre diligente.
La medalla de bronce de matemáticas ya se le daba por ganada a un muchachito gordo de tierra adentro, que tenía una frente pronunciada y usaba una chaqueta remendada.
El gordo protagonista de Salvo mi corazón, todo está bien se murió en una operación a corazón abierto, en un " no trasplante" que le hicieron, y, bueno, era una persona que no debió haberse muerto en ese momento.