Del fondo removido se levantó entonces una tufarada insoportable que la señora Prudencia Linares reconoció como el aliento de cangrejos podridos del patio de su casa.
Eran unos tiburones odiosos, malolientes, comedores de carroñas, así como asesinos, y cuando tenían hambre eran capaces de morder un remo o un timón de barco.
Su hermana Grete sentía mucho aprecio por él y por eso se encargó de alimentarlo con comida descompuesta, que era lo único que ahora le apetecía comer.
En general, creemos que las cosas podridas tienen un aspecto y un olor asqueroso, lo cual, considerando lo que está en juego, no es ser demasiado precavido.
En primer lugar, cuando analicen un cuerpo, no lo hagan sobre madera sin barnizar. Es organica y la podredumbre de otros cuerpos puede confundir el analisis.
Quienes son perversos o no creyentes se queman y caen hacia el infierno, llamado Jahannam, donde son castigados con cadenas, agua hirviente y bebiendo líquidos putrefactos.