El olor que corresponde a " oruga" , por ejemplo, hace que plantas como el tomate o el tabaco se pongan a producir toxinas amargas en sus hojas, haciéndolas nada apetecibles.
En una transformación más exótica, las bacterias y los hongos se van turnando para devorar pilas de cacao, suavizando los amargos polifenoles y ayudando a crear el complejo y delicioso sabor del chocolate.