Al principio era pálida, como la neblina suspendida sobre el río, imprecisa como los primeros pasos de la mañana, y argentada como las alas de la aurora.
Arrancar el día con brumas y nieblas en el mediterráneo, con baja posibilidad de alguna precipitación débil, a orillas del mediterráneo, en zonas de costa.
Para Raskolnikov empieza entonces una extraña época, parece como si una bruma se hubiese levantado de pronto ante él envolviéndolo en una soledad irrespirable y densa.
A veces creo que los exámenes lo son todo, pero cuando veo los brotes en los castaños y la neblina azul al final de las clases, no me parecen ni la mitad de importantes.