Así fui conociendo la infancia de Luc entre jaques al rey y reflexiones sobre el precio de la carne, y así la demostración se fue cumpliendo infalible.
De modo que la contaminación de la ropa sólo podía ocurrir en alguna de las visitas médicas, o en cualquier momento escamoteado a sus noches de ajedrez y de cine.
Conforme juegas más y memorizas diferentes posiciones y jugadas es mucho más fácil saber qué hacer en cada circunstancia, pero saber ajedrez no necesariamente te va a enseñar a hacer compras conscientes.
Un caballo blanco y un caballo negro lo lleva uno al ajedrez, por ejemplo, a las piezas de un color y de otro, a los días y noches del tablero del que hablaba Borges.