Eso sí, el origen de esta expresión es más bien inocentón, ya que en la época de nuestros abuelos se les decía hilacha al hilo que sostiene los papalotes.
Oíamos allá abajo el rumor viviente del pueblo mientras estábamos encima de él, arriba de la loma, en tanto se nos iba el hilo de cáñamo arrastrado por el viento.
Ahora los chicos están jugando al papagayo, que básicamente es como un cometa, una especie de barrilete, que lo tiran muy muy lejos, kilómetro de distancia, está lejísimo, ni siquiera se alcanza a ver.
De uno de esos barrios subió hacia el Portal del Señor un día como hoy a la oración, herido en la frente, sin sombrero, arrastrando la cola de un barrilete que de remeda remiendo le prendieron por detrás.